miércoles, 6 de mayo de 2015

PLAGIO

No sé cómo ha sido la experiencia con el plagio de la gente. La mía, por lo menos, lleva mucho tiempo. Mi colegio, hace unos años, decidió implementar el IB (international Baccalaureate) para las alumnas de 10 y 11. El IB, además de muchas ventajas, desventajas, exigencias, estupideces y trabajos; tiene una fijación con el plagio. Aunque ellos lo llamaban probidad académica. Todas en el colegio le teníamos pánico a la probidad académica(Aunque la probidad académica incluye más cosas además del plagio).




Siempre nos hablaban de todas las formas posibles y por haber de identificar un plagio, nos decían que nos iban a desheredar, mandar a la horca y peor, nos iban a quitar el diploma IB y echar del colegio (no me mal interpreten esas son literal las prioridades del IB). 
Cuando uno va a empezar el diploma, hablan de todas las maravillas y beneficios que tiene cursas el programa del diploma pero también hablan de la exigencia sobretodo con la probidad; es que de verdad, es mucho más importante para ellos que uno salga con una basura auténtica y bueno, en ese sentido, uno entiende. Lo que pasa con el IB y el plagio es, sobretodo, que uno está siempre muy pendiente de no hacer nada copiado y de citar TODO. Porque o sino paila. 
 
Una vez una amiga hizo plagio. La pillaron. Le valió 3. La verdad es que todos pensamos que se le iba a ir hondo, pues era PLAGIO, el famoso. La vieja era un hito en la generación porque aparte de hacer plagio, fue un plagio intencional. Lo que pasó fue esto: para matemáticas, al igual que para todas las materias IB, teníamos que hacer un trabajo que iba a ser calificado por evaluadores externos. Aproximadamente la mitad de los trabajos viajaban en físico para ser calificados, con ellos hacían una curva y miraban si la calificación de los que no enviaban era correcta. Lo que mi amiga— quien llamaremos Pepa—hizo fue coger el proyecto de matemáticas de su hermana y cambiarle los datos. Pepa no pensó que se dieran cuenta, pues cambiaba todo: el título, las variables, las medidas y las conclusiones. El día que nos dieron la nota, dijeron: Pepa, 0/20. Y todo el mundo ¿¿qué?? Fue después que Pepa nos explicó lo que había hecho y que la habían cogido. Todas pensamos que la iban a echar, todo el mundo ya pensando en la despedida de Pepa. Cuando en realidad lo único que le hicieron fue anularle el proyecto y pues, ponerle cero. Ella se graduó con nosotros y todo en orden (el chisme de si sacó el diploma no se los tengo), hizo los exámenes con nosotras y todo normal. 


Debo aceptar que cuando llegué a la universidad me relajé demasiado con todo el cuento del plagio. Sentía que era muy relajado, o por lo menos mucho más que en mi colegio. Hasta esta clase me di cuenta que los profesores, sin necesidad de un sistema complejo de detector de plagio, se dan cuenta de que eso no salió de nuestras cabezas. Nos conocen tan bien que en verdad saben que uno no hizo lo que presentó. Pero es que hay gente descarada y otra muy boba, por no decir otra cosa. Lo peor —sobretodo después del ejercicio de la clase pasada— es que la gente no aprende a hacer plagio.  Si lo hacen, al menos tengan dignidad y háganlo bien, relean lo que copia, o al menos ¡unifiquen el interlineado! 
 
Creo que todos hemos hecho plagio en cierto sentido o grado, otra cosa es que no nos cojan. Lo importante es que sepamos que eso no está mal (no hacer plagio sino basarnos en ideas de otros),y que hay que citar. SIEMPRE CITAR.



 

miércoles, 29 de abril de 2015

Lo que nunca nos mostramos


“Cuando la gente empieza a debatir (como siempre hace) sobre si los efectos del medio son buenos o malos, discuten sobre el contenido. Los entusiastas lo celebran; los escépticos lo denuncian.  ” (Carr, 2010, p. 14)


     Durante lo que llevo de carrera, no ha habido un semestre que no hablemos del tema del internet, de la tecnología y todas las repercusiones, buenas y malas, que tiene. No sé, siento que estamos un poco estancados ahí, en ese punto, en donde vemos un montón los testimonios reales y las estadísticas. Entiendo perfectamente el riesgo de internet, de nuestra privacidad y la posibilidad de violación de ella; sin embargo, a veces siento que deberíamos hacernos a la idea que estudiar tanto estos fenómenos contemporáneos no va a ser que seamos menos vulnerables ni menos dependientes de internet, la tecnología e incluso, las redes sociales. Parecería inaudito simplemente acoger los beneficios y rechazar las desventajas (Burbules, 2014).  Pensemos. Recapacitemos. Avancemos.

     A medida que avanza el tiempo— frase cliché— el ser humano ha ido cambiando sus costumbres, formas de vida y hasta creencias. Sé que hablar de tecnología podría ser demasiado amplio; sin embargo, al mismo tiempo no lo es tanto. La tecnología es casi que una cosa del siglo XXI aunque se haya ido cocinando desde el siglo XX. Pero si tuviera que denominarle un siglo, sería el XXI. No solamente por su origen, sino porque ha sido en este siglo en donde hemos visto que la tecnología es una parte más de nosotros. Desde nosotros como individuos, hasta nosotros como parte de una sociedad.

     Alrededor del tema de la tecnología, están constantemente rondando diferentes sub-temas y problemas que se desprenden de esta rama tan grande. En el texto a continuación, lo que quiero es mostrar cómo nos están mostrando que la tecnología está afectando en ciertos ámbitos de nuestra vida. Porque una cosa es cierta, muchas veces nosotros tragamos entero y aunque puede que lo que estemos digiriendo sea cierto, estamos considerando realidades basadas muchas veces en “lo que se está diciendo” y no en lo que realmente está pasando. Lo que haré será recrear tres espacios diferentes de la vida cotidiana (o lo que para mí puede ser cotidiano) en donde se puedan aplicar estas teorías de las que hablan los autores. Esto, en aras de ver cómo lo que ellos dicen puede aplicarse a nuestro entorno y también para hacer una reflexión propia de lo que la tecnología está haciendo en nuestras cabezas. La propia, la de nadie más.

     Primer escenario. A un consultorio de terapia ocupacional llega una niña de 9 años con problemas de atención. La terapista la evalúa y se da cuenta de que la niña está ansiosa durante los 45 minutos de la sesión. Como buena terapista del siglo XXI, se da cuenta de que todo tiene que ver con su juego de Clash of Clans, un juego en donde tiene que estar constantemente pendiente de sus habitantes, cultivos, enfrentamientos, etc... Su terapista preocupada, diagnostica que el problema de atención de la niña está ahí principalmente porque ella está todo el tiempo en su iPad, en un mundo paralelo y no está viviendo en un mundo real. Además, sus profesores notan que ella, en los recreos, no está con sus amigos sino metida en su iPad. Quisiera decir que es una historia inventada, pero no lo es. Esas cosas sí pasan en la vida real y con niños de estas edades. “Como sugería McLuhan, los medios no son solo canales de información. Proporcionan la materia del pensamiento, pero también modelan el proceso del pensamiento. Y lo que parece estar haciendo la web es deshabilitar mi capacidad de concentración y contemplación” (Carr, 2010, p.19). Pero, repasemos los hechos. Lo que McLuhan ignora es que detrás del déficit de atención de la niña y de su iPad, está la ausencia de sus papás. Después de que la terapista jefe evaluara el caso, ella descubrió que realmente su déficit no se daba por su adicción al iPad sino porque encontraba en él un refugio que no encontraba en su casa, por la ausencia de sus padres. Esto, de igual forma, está haciendo que el medio que ella está usando como refugio sea lo que le está moldeando su pensamiento y le está dando la pauta a su proceso de pensamiento.  

     Segundo caso. Él es un hombre muy, muy ocupado. 26 años, sin hijos, pero con un cargo demasiado importante que le demanda mucho tiempo, hasta en su tiempo libre. Muchas de sus relaciones son con empresas extranjeras, ese es su departamento. El hombre, está todo el tiempo en su Samsung S5, lo último en guarachas porque no podría tener menos, todo el tiempo recibe mensajes, mails y llamadas de todas partes del mundo. En uno de sus días de trabajo, lo mandan a Guayaquil para una reunión. Al aterrizar, el hombre se queda sin red pues en el aeropuerto no hay internet y como fue un viaje de improvisto, no activó el roaming. Desesperado, tuvo que ir a buscar internet donde fuera y cómo fuera. Se sentía desnudo, sudaba frío porque en juego estaba su puesto y el negocio. “O sea que las actividades económicas centrales, nucleares, de nuestras economías, trabajan como una unidad, en tiempo real, a nivel planetario a través de una red de interconexiones” (Castells, 1998, p. 3). Lo que pasa ahora es que somos omnipresentes, estamos en todas partes y eso hace que tengamos la capacidad, necesidad y deber de cumplir con muchas más cosas que antiguamente parecía imposible. En el caso de este hombre, su dependencia no es un refugio, por el contrario, es una herramienta que le ayuda a desarrollar mejor su trabajo. No es la tecnología en sí, es él mismo el que se exige el hábito de vivir online 24/7. 

Es fácil considerar la expansión de la vigilancia como un fenómeno tecnológico o como algo asociado al <<control social>> o al <<Gran Hermano>>.  Pero al hacerlo se pone todo el énfasis en las herramientas y en los tiranos, y se ignora el espíritu que mueve a la vigilancia, las ideologías que la promueven, las circunstancias que la hacen posible y la gente normal que la acepta, la cuestiona o que decide que, si no puede ganarle, se unirá a ella”. (Bauman, 2013, p. 17)

     Tercer caso. Después de 50 años de ardua labor, cinco hijos y cuatro nietos; una señora lleva una vida tranquila en su casa del campo. Dos de sus hijos viven por fuera del país y ella es muy apegada a ellos. Uno de sus hijos que vive con ella le sugiere crear Skype y comprar un celular con whatsapp para que pueda comunicarse con ellos cuando quiera. Ella, después de pensarlo y de dejar de pensar que ella no está en edad de la tecnología y que eso es cosa de sus nietos, accede a abrir sus cuentas. Hoy en día, está siempre online en Skype y disponible en Whatsapp; además, porque decidió comprarse una tablet. Le manda mails a sus nietos cuando viajan o Whatsapp acordándoles de fechas importantes, Skypea con sus hijos de fuera del país y también de los del mismo país. “Como siempre, es la elección la que nos informa (en el sentido original de la palabra) Seleccionar lo veraz cuesta lo suyo; luego, olvidar cuesta todavía más” (Gleick, 2011, p. 433). Después de conocer los beneficios de la tecnología y de ver cómo esta puede mantenerla cerca de sus hijos, aunque estén lejos, no creo que esta mujer sea capaz ya de dejar su Tablet porque aferrarse a la tecnología es demasiado fácil, acostumbrarse a ella, aún más.

     Si miramos cada uno de los escenarios recreados, podríamos decir una cosa: la culpa —si es que es válido denominarlo culpa— no es de la tecnología, la “culpa” es de nosotros por crear hábitos en donde dependamos 100% de ella y en donde sea para nosotros un refugio, una herramienta o un consuelo. En el caso de la niña de 9 años, la tecnología era una salida a otro problema en su vida, no el problema mismo aunque de él se hubiese desprendido el de su déficit de atención. El del hombre de 26 años era una herramienta que, aunque quisiera o no,
debía usar todo el tiempo por su trabajo; para optimizarlo y acogerlo mejor. Y, en el último caso, la tecnología fue un consuelo para la mujer que estaba lejos de sus hijos. Aunque estuviera dando datos en la web, su privacidad no estaba siendo violada y ella no se sentía vigilada. Esto, fue simplemente un método para sentir más cerca a los que estaban lejos.  Sin embargo, no sería justo abogar del todo por la tecnología. Sabemos muy bien que ha logrado hacer cosas muy buenas, pero también que ha tenido consecuencias en el pensamiento del ser humano, lo perezosos que nos hemos vuelto y lo superficial de lo que estamos aprendiendo “(…) podemos tocar con la punta de los dedos la respuesta a cualquier pregunta, ya sea a través de Google o de Wikipedia (…) o de cualquiera de sus herederos y sucesores naturales, que seguiremos preguntándonos qué es lo que sabemos” (Gleick, 2011, p. 433).   Lo que ocurre es que siempre hablamos de esto, es un tema demasiado recurrente. La verdad es que a veces es bueno hablar de lo que no se habla. Meter la cucharada. ¿Pensamos? ¿Recapacitamos? ¿Avanzamos? 


REFERENCIAS: 

Bauman, Z., & Lyon, D. (2013). Vigilancia líquida (Alicia Capel Tatjer Trans.). (1st ed.). España: Paidós. 
Burbules, N. C. (2014). Educación: Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información Ediciones Granica. 
Carr, N. (2010). Superficiales ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? [The Shallows. What the internet is Doing to Our Brains.] (P. Cifuentes Trans.). (1st ed.). México: Alfaguara Santillana. 
Castells, M. (1998). Globalización, tecnología, trabajo, empleo y empresa. La Factoría, 7, 12. 
Gleick, J. (2011). La información  historia y realidad [The information: a History, a Theory, a Flood] (J. Rabasseda, T. De Lozoya Trans.). (1st ed.). España y América: Critica, S. L. 

martes, 21 de abril de 2015

Entrada

A veces siento que estamos enfocando la clase a ver cómo el internet y la tecnología tiene a nuestras mentes totalmente dominadas. Todas las exposiciones que hemos visto en este corte van delineando un camino que eventualmente siento que nos llevará a decir que somos seres absolutamente tecnológico-dependiente (si es que ese término existe). Quisiera decir que no es verdad, pero sí lo es. 

Es cierto que el internet está cambiando nuestra forma de pensar, seguramente ahora somos mucho más cómodos y de alguna manera facilistas, pues tenemos todo ahí al alcance de un click, o dos, o máximo tres. Pero creo que parte de este efecto nocivo para nuestras mentes, son nuestras mentes mismas. Nosotros hemos dejado que el deleite de tener todo tan cerca nos enceguezca y no nos demos cuenta de lo que nosotros nos estamos haciendo a nosotros mismos, no de lo que el internet está haciendo con nuestras mentes. Somos nosotros los que finalmente estamos perdiendo la concentración en poco tiempo y los que estamos perdiendo poco a poco nuestra atención.  


Mi mamá, por ejemplo, es terapista ocupacional. Ella trata niños con problemas de hiperactividad y de atención, entre muchos otros. Lleva en esto ya varios años y ha visto como los problemas de concentración persisten a pesar del paso del tiempo. Hace 15 años, los niños no se desconcentraban por estar en sus Ipads o por no despegarse de su celular; la razón de su desconcentración era otra, ya fuera un Tamagochi (no sé cómo se escribe eso) o un jueguito de la caja feliz de McDonalds.  Ahora, le llegan muchos casos donde los niños pierden la atención muy fácilmente y tienden a ser muy hiperactivos. Lo que podemos ver en este caso es entonces que la tecnología realmente no tendría por qué ser culpada del todo de nuestra falta de concentración; de hecho, si nos basáramos en el caso de mi mamá, podríamos decir que el problema está mucho más en la manera cómo nos educan. No sabría como argumentar esta hipótesis, pues, no soy educadora ni nada por el estilo pero podría ser una suposición basada en los hechos y en la experiencia. 

Por cosas de la vida, en este semestre he aprendido que todos los seres humanos aprendemos diferente. No todos podemos estudiar con las mismas herramientas porque no todos entendemos las cosas de la misma manera que los demás. Si alguien necesita música para estudiar mejor, pues no va a estudiar con aquel que necesita absoluto silencio (quien, evidentemente, no va a ir a la biblioteca de la universidad). Por esto, no podemos pretender hablar de cómo algo moldea nuestras mentes si realmente cada mente funciona diferente.

Creo, entonces, que antes de preguntarnos: ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? Deberíamos preguntarnos primero ¿Qué está pasando dentro de ellas y cómo nos las están moldeando? 

miércoles, 8 de abril de 2015

RefWorks Works


Tengo un video en mi celular de la clase cuando aprendimos a usar Refworks. Lo hice porque eran demasiadas instrucciones y no creí aprenderlas aun teniendo que aplicarlas como a los 5 minutos. La verdad sí fue útil (excepto por la parte en que se va la luz y se oye un "Aauuhh" en unísono). Después de hacerlo la primera vez creo que ya puedo recordar bien cómo hacerlo pero seguramente en un mes ya se me habrá olvidado, pero pues no importa porque para eso grabé el video.

Creo que esta ha sido la herramienta más útil que hemos aprendido en la clase. Hay que aceptar que uno siempre está sufriendo por la bibliografía, no me refiero necesariamente a la parte de citarla sino a todo lo que implica tener que usar otras fuentes para un trabajo: encontrarla, leerla, entenderla, muchas veces desecharla; y, cuando sirve, usarla y citarla. Con esto que aprendimos al menos nos ahorramos la parte de citarla y de encontrarla. Ya me imagino a todo el mundo desechando bibliografías que no estén en Google académico, pues porque si no se pueden citar haciendo dos clics pues realmente no vale la pena desgastarse.

Somos conscientes de que es una herramienta útil para la tesis,y seguramente en un futuro no tan lejano cuando estemos haciéndola vamos a pensar: "¿por qué fui tan bruto y no incluí las fuentes en mi Refworks?" Porque hay que ser francos, esta herramienta por útil y descrestante se nos va a embolatar para el próximo semestre. Claro, cuando nos pidan citar vamos a acordarnos de Refworks y seguramente vamos a hacer uso de él (si es que no se nos olvida el usuario y la contraseña. Tip: anoten eso, ya me pasó una vez) pero siendo muy sincera no sé qué tanto lo vuelva una rutina. Seria espectacular pero es que uno es uno y uno se conoce.

Yo creo que si nos enseñaran a usar esto en primer semestre, todo seria diferente. Aparte, todo el mundo (profesores y alumnos) deberían saberlo. Si desde el principio de la carrera lo supiéramos, no solo tendríamos un historial increíble de bibliografía sino que lo volveríamos costumbre. Así de simple. No sé cómo funcione en las otras carreras, ni siquiera sé si sea algo que en algún punto les toque aprender —como a nosotros— o que por simple casualidad un profesor les da el tip de las citas. Esto debería saberlo todo el mundo, es que de hecho ¿por qué más gente no lo sabe? Es algo con lo que uno sueña: un autocitador. ¡Y existe!
 

domingo, 8 de marzo de 2015

QUÉ RABIA

Lo peor de todo es que la mayoría de las cosas que dicen en el video, ya las sabíamos. Podríamos dejar a un lado todas las estadísticas y las anécdotas específicas de los casos en donde el internet juega como enemigo; pero aparte de eso, nada es un secreto para nosotros. Lo más preocupante es que uno se hace el asombrado pero en el fondo existe solo un interés mínimo en cambiar nuestras rutinas en internet. Estoy segura que muchos de nosotros, cuando nos enfrentamos al momento de hacer click en accept o en decline, pensamos en el montón de cosas que estamos cediendo, pero luego pensamos en la otra cantidad de cosas que nos estaríamos perdiendo si no hacemos click en accept. Somos como moscas yendo hacia la luz. Pero moscas lindas.


Me acuerdo de estar oyendo una historia que me dejó blanca. Normalmente oímos historias ajenas, de otro país, de gente grande; pero esta no era como esas. Cuando ya me había graduado del colegio, salió una noticia en la revista Semana que se llamaba “Pruebita de amor”. Este, sin embargo, no solo era el nombre del artículo, era el nombre de una modalidad que se estaba imponiendo entre los niños y niñas como de séptimo grado en algunos colegios de Bogotá. Entre esos, el mío.  El artículo decía que lo de hoy era tomarse fotos en bola para mandársela a los niños (porque es que seguían siendo niños) para probarles cuánto los querían. De ahí su nombre. No sé si inocentemente o no, pero las niñas accedían a esto y mandaban fotos de ellas desnudas y, algunas, en unas poses bastante sugestivas. Esto último, sin embargo, no lo decía la columna de la revista. De esto me enteré porque me llegó el chisme, y yo ni siquiera estaba en el país. Lo peor del cuento es que se sabían nombres y apellidos, o sea, yo ubicaba a la niña (no sé si era la misma del artículo, no creo) por su cara. La cadena de información— por no llamarla la red de chismes— salió desde el colegio y se filtró con las hermanitas de todas y así, poco a poco, fue llegando a todo el mundo. Y luego Semana va y saca un artículo con nombres y apellidos de los colegio involucrados. La catástrofe fue peor.

Lo que quiero decir con este ejemplo, es que ya ni nosotros mismos tenemos control sobre nuestra información porque no sabemos filtrarla. El video decía que más o menos el 70% de la población europea está preocupada porque no tiene control sobre su información. ¿70%? ¡Eso es demasiado! Y el problema de eso es que revertirlo es, yo diría, imposible. Así como subir una foto es muy fácil y bajarla es imposible, así pasa con toda nuestra información.

Según mi hermano, Facebook es un complot del gobierno americano para tener controlado a todo el mundo. Siempre pienso que ni a bate pero ¿qué tal que tenga razón? Es que si pensamos dos veces, Facebook ya compró Whatsapp que tiene como 800 millones de usuarios, a diario se comparten más de 500 millones de fotos y 100 millones de videos, a esto súmenle la cantidad de cosas que publicamos en Facebook. ¿Ya sumaron? OK. Mark Zuckerberg es el dueño del mundo.

Con respecto a esto no podemos hacer nada. Nada. De pronto dejar de subir cosas a las redes, pero es que si viajo y no metí foto, pues nunca viajé; si salí y no subí foto, nunca salí. La vida se vuelve obsoleta si no está subida en internet pues qué gracia tendría no mostrarle a todo el mundo (literal) lo que hiciste o dejaste de hacer, cómo te sientes, qué estás comiendo, qué estás leyendo, etc... Y esta no es precisamente una lista de ítems inauditos, son cosas verídicas que se pueden poner en Facebook. Y la gente lo hace.


El video propone como solución un programa que se llama "Pantallas amigas". Honestamente, me cuesta creer que eso pueda lograr algo, es demasiado utópico. No me refiero a las Pantallas amigas concretamente, me refiero a cualquier solución propuesta para ser dueños de lo nuestro. Lo que pasa es que no existe la privacidad absoluta, ni siquiera el derecho a ella. ¿Cómo les parece? Si quisiéramos pelear por nuestra privacidad tendríamos, desde el principio, perdida la batalla porque ni siquiera tenemos derecho a ella. 

Qué rabia. Pero bueno, mientras tanto seguiré whatsappeándome con todo el mundo y metiendo fotos a Facebook. 


domingo, 22 de febrero de 2015

RESALTAR ENTRE EL MONTÓN

Los seres humanos somos muy chistosos. Vivimos en un mundo de ambigüedades que ni nosotros mismos entendemos. Nos quejamos porque no hay igualdad para todos, los homosexuales no pueden adoptar por ejemplo; nos quejamos porque todos somos iguales y " AGHH, ¡Qué mamera! Es que en la variedad está el placer." Claro, son cosas que caminan en ámbitos diferentes pero es que ¡Quién nos entiende! Discutimos todo el tiempo la manera como la sociedad determina al individuo y la vulnerabilidad en la que estamos frente a una entidad tácita tan grande. Pero pues sí, es que ser diferentes no es algo que esté muy permitido por una razón muy sencilla: ¿Cómo carajos nos controlarían si fuésemos diferentes? 

Las Normas APA podrían jugar un papel parecido, guardando proporciones. Todos tenemos métodos diferentes de presentación de trabajos, ya sea porque en el colegio nos imponían ciertos parámetros o simplemente porque nos sentimos más cómodos presentando de determinada forma. En muchos casos, esta presentación no es incorrecta pero siempre es mejor unificar un estilo porque o sino ¿cómo carajos nos controlarían? Sin embargo, detrás de esto está un manual completo que cubre hasta el más pequeño detalle de presentación de un texto. Puedo afirmarlo porque leí el capítulo 4 para la exposición. Quisiera poder decir que fue fácil y que toda la información se me quedó grabada en la memoria. No fue así. Escribiendo esta misma entrada de blog tuve muchas dudas de cómo presentarlo. ¡No me acordé de todo! Es que, francamente, es mucho. Ya sé por qué Juan Sebastián decía que casi todo el mundo se tiraba el primer parcial. Me veo sentada en frente de la hoja el día del examen pensando: "Yo sabía esto, lo expuse y lo leí. ¿Cómo va a ser que no me acuerde?... Tin marín dedó pingüé

Lo que tenemos que hacer es practicar. La única manera de acordarnos y saber bien acerca de las Normas APA, es usándolas siempre. En la entrega de algún trabajo de una materia cualquiera hay que usarlas para así empaparnos del contenido y hacer que cada vez sea menos ajeno a nosotros. 

Lo difícil va a ser ahora ser diferentes, resaltar entre el montón y hacer que lo ordinario se vuelva extraordinario. Porque como decía Manu Barrera:  "ser original no es nada fácil". Y menos ahora que todos tenemos que escribir igual. Tenemos que aprender a generar contenido, que ese contenido sea original pero al mismo tiempo que esté dentro de las normas APA. Suena complejo pero ahí es donde nos vamos a dar cuenta de quiénes saben escribir porque serán capaces de darle un toque auténtico a lo que, por definición, debe ser igual. 












jueves, 12 de febrero de 2015

CONTENIDO, HAY QUE GENERAR CONTENIDO.


Esta clase empezó diferente a las demás. Juan Sebastián nos puso en parejas para hacer el simulacro de parcial de Normas APA, como nos lo había advertido la clase pasada. Para los que no saben, yo para ese entonces no sabía tampoco, APA significa American Psychological Association. Esta asociación surgió a partir del deseo de hacer publicaciones en todas partes del mundo. Cada región tenía su estilo propio, lo que hacía que no hubiese una unanimidad a la hora de publicar dentro de ciertos parámetros. Para este menester, hay muchas normas diferentes a las APA pero estas son las más internacionales. Después de esta introducción, nos pusimos en parejas para responder el examen de selección múltiple de las Normas APA. Teníamos 30 minutos para responder 25 preguntas. Parece mucho tiempo pero ¡no lo fue! Nos hicieron falta unos minutos para poder terminar las últimas preguntas a conciencia. Lo bueno fue que sacamos 3,0 en el  pseudo parcial, lo que indica que no estamos del todo perdidas a lo que respecta a las normas APA. Corregimos los exámenes de nuestros compañeros haciendo un esfuerzo por acordarnos cuál había sido la respuesta qué habíamos puesto y si la habíamos dudado o no.

Después de este ejercicio, Juan Sebastián nos "dio la bienvenida" a las normas APA. En el puesto de atrás, donde estábamos nosotras, comentamos en voz baja que toda la vida habíamos creído que las normas APA eran solamente de citación de bibliografía. Claramente no es solo eso. Con la presentación nos dio una idea de todos los tipos de articulos científicos que podemos hacer. Entre esos estaban:


  • Estudio Empírico
  • Reseña de Literatura
  • Artículos Metodológicos
  • Estudios de Caso
  • Informes Breves
  • Reseña de Libros
  • Obituarios 
Fue importante saber que antes de que se publique cualquier texto, debe haber ciertos filtros que lo aprueben para así asegurarse que contiene información verídica.

Más adelante, Juan Sebastián nos comentó que existen ciertos estándares legales en cada publicación y que por esta razón los investigadores que hacen alguna publicación deben permitir que sus datos estén disponibles para el editor por si surge alguna preguntas respecto a la exactitud del informe. Con esto dicho, dio paso a un término que para todos fue desconocido. Autoplagio. No fue difícil imaginarse de qué se trataba, sin embargo no sobró la explicación. 

¿Es el plagio más grave que el autoplagio o al revés? Lo cierto es que las dos faltas son éticamente incorrectas, y en ambos casos se está afectando a segundos y ese hecho es, tal vez, lo que lo hace grave. Además de todas las implicaciones, el autoplagio o el plagio puede ser, para un comunicador, un error fatal. Si algo hemos aprendido en esta clase es que un buen comunicador no solo debe generar contenido y ser bueno en ello, sino que de eso es que va a vivir. ¿Qué pasa si comete alguna de estas faltas? no solo se está cometiendo una violación a un derecho de autor, sino que se está atentando contra la esencia de ser un buen comunicador. No poder generar contenido es lo mismo que no poder ser comunicador.  

El tema siguió en la siguiente clase. Ahí leímos dos blogs y concluimos que el rumbo de nuestras entradas tendrá que coger otro camino, uno más analítico. Entonces, después de esta entrada vendrán otras un poco diferentes. 

Tuvimos la exposición de dos compañeras quienes nos enseñaron cuál era la forma de escribir un ensayo. Nos lo desmenuzaron y, aunque iban muy rápido, pudimos entender lo que querían decir. Al final, hicimos un concurso con unos jugosos premios que no fueron muy equitativamente ganados.  Lo interesante fue que generamos contenido: alimentamos el hashtag de la clase #Inforydoc, y creamos unos nuevos; que aunque interesantes, no creo que lleguen a ser trending topic.