martes, 21 de abril de 2015

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A veces siento que estamos enfocando la clase a ver cómo el internet y la tecnología tiene a nuestras mentes totalmente dominadas. Todas las exposiciones que hemos visto en este corte van delineando un camino que eventualmente siento que nos llevará a decir que somos seres absolutamente tecnológico-dependiente (si es que ese término existe). Quisiera decir que no es verdad, pero sí lo es. 

Es cierto que el internet está cambiando nuestra forma de pensar, seguramente ahora somos mucho más cómodos y de alguna manera facilistas, pues tenemos todo ahí al alcance de un click, o dos, o máximo tres. Pero creo que parte de este efecto nocivo para nuestras mentes, son nuestras mentes mismas. Nosotros hemos dejado que el deleite de tener todo tan cerca nos enceguezca y no nos demos cuenta de lo que nosotros nos estamos haciendo a nosotros mismos, no de lo que el internet está haciendo con nuestras mentes. Somos nosotros los que finalmente estamos perdiendo la concentración en poco tiempo y los que estamos perdiendo poco a poco nuestra atención.  


Mi mamá, por ejemplo, es terapista ocupacional. Ella trata niños con problemas de hiperactividad y de atención, entre muchos otros. Lleva en esto ya varios años y ha visto como los problemas de concentración persisten a pesar del paso del tiempo. Hace 15 años, los niños no se desconcentraban por estar en sus Ipads o por no despegarse de su celular; la razón de su desconcentración era otra, ya fuera un Tamagochi (no sé cómo se escribe eso) o un jueguito de la caja feliz de McDonalds.  Ahora, le llegan muchos casos donde los niños pierden la atención muy fácilmente y tienden a ser muy hiperactivos. Lo que podemos ver en este caso es entonces que la tecnología realmente no tendría por qué ser culpada del todo de nuestra falta de concentración; de hecho, si nos basáramos en el caso de mi mamá, podríamos decir que el problema está mucho más en la manera cómo nos educan. No sabría como argumentar esta hipótesis, pues, no soy educadora ni nada por el estilo pero podría ser una suposición basada en los hechos y en la experiencia. 

Por cosas de la vida, en este semestre he aprendido que todos los seres humanos aprendemos diferente. No todos podemos estudiar con las mismas herramientas porque no todos entendemos las cosas de la misma manera que los demás. Si alguien necesita música para estudiar mejor, pues no va a estudiar con aquel que necesita absoluto silencio (quien, evidentemente, no va a ir a la biblioteca de la universidad). Por esto, no podemos pretender hablar de cómo algo moldea nuestras mentes si realmente cada mente funciona diferente.

Creo, entonces, que antes de preguntarnos: ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? Deberíamos preguntarnos primero ¿Qué está pasando dentro de ellas y cómo nos las están moldeando? 

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