Lo peor de todo es que la mayoría de las cosas que dicen en
el video, ya las sabíamos. Podríamos dejar a un lado todas las estadísticas y
las anécdotas específicas de los casos en donde el internet juega como enemigo;
pero aparte de eso, nada es un secreto para nosotros. Lo más preocupante es que
uno se hace el asombrado pero en el fondo existe solo un interés mínimo en cambiar
nuestras rutinas en internet. Estoy segura que muchos de nosotros, cuando nos
enfrentamos al momento de hacer click en accept
o en decline, pensamos en el montón
de cosas que estamos cediendo, pero luego pensamos en la otra cantidad de cosas
que nos estaríamos perdiendo si no hacemos click en accept. Somos como moscas yendo hacia la luz. Pero moscas lindas.
Me acuerdo de estar oyendo una historia que me dejó blanca. Normalmente oímos historias ajenas, de otro país, de gente grande; pero esta no era como esas. Cuando ya me había graduado del colegio, salió una noticia en la revista Semana que se llamaba “Pruebita de amor”. Este, sin embargo, no solo era el nombre del artículo, era el nombre de una modalidad que se estaba imponiendo entre los niños y niñas como de séptimo grado en algunos colegios de Bogotá. Entre esos, el mío. El artículo decía que lo de hoy era tomarse fotos en bola para mandársela a los niños (porque es que seguían siendo niños) para probarles cuánto los querían. De ahí su nombre. No sé si inocentemente o no, pero las niñas accedían a esto y mandaban fotos de ellas desnudas y, algunas, en unas poses bastante sugestivas. Esto último, sin embargo, no lo decía la columna de la revista. De esto me enteré porque me llegó el chisme, y yo ni siquiera estaba en el país. Lo peor del cuento es que se sabían nombres y apellidos, o sea, yo ubicaba a la niña (no sé si era la misma del artículo, no creo) por su cara. La cadena de información— por no llamarla la red de chismes— salió desde el colegio y se filtró con las hermanitas de todas y así, poco a poco, fue llegando a todo el mundo. Y luego Semana va y saca un artículo con nombres y apellidos de los colegio involucrados. La catástrofe fue peor.
(http://www.semana.com/nacion/articulo/practica-colegios-una-pruebita-amor/267987-3 Este es el artículo por si lo quieren leer)
Lo que quiero decir con este ejemplo, es que ya ni nosotros mismos tenemos control sobre nuestra información porque no sabemos filtrarla. El video decía que más o menos el 70% de la población europea está preocupada porque no tiene control sobre su información. ¿70%? ¡Eso es demasiado! Y el problema de eso es que revertirlo es, yo diría, imposible. Así como subir una foto es muy fácil y bajarla es imposible, así pasa con toda nuestra información.
Según mi hermano, Facebook es un complot del gobierno americano para tener controlado a todo el mundo. Siempre pienso que ni a bate pero ¿qué tal que tenga razón? Es que si pensamos dos veces, Facebook ya compró Whatsapp que tiene como 800 millones de usuarios, a diario se comparten más de 500 millones de fotos y 100 millones de videos, a esto súmenle la cantidad de cosas que publicamos en Facebook. ¿Ya sumaron? OK. Mark Zuckerberg es el dueño del mundo.
Con respecto a esto no podemos hacer nada. Nada. De pronto dejar de subir cosas a las redes, pero es que si viajo y no metí foto, pues nunca viajé; si salí y no subí foto, nunca salí. La vida se vuelve obsoleta si no está subida en internet pues qué gracia tendría no mostrarle a todo el mundo (literal) lo que hiciste o dejaste de hacer, cómo te sientes, qué estás comiendo, qué estás leyendo, etc... Y esta no es precisamente una lista de ítems inauditos, son cosas verídicas que se pueden poner en Facebook. Y la gente lo hace.
El video propone como solución un programa que se llama "Pantallas amigas". Honestamente, me cuesta creer que eso pueda lograr algo, es demasiado utópico. No me refiero a las Pantallas amigas concretamente, me refiero a cualquier solución propuesta para ser dueños de lo nuestro. Lo que pasa es que no existe la privacidad absoluta, ni siquiera el derecho a ella. ¿Cómo les parece? Si quisiéramos pelear por nuestra privacidad tendríamos, desde el principio, perdida la batalla porque ni siquiera tenemos derecho a ella.
Qué rabia. Pero bueno, mientras tanto seguiré whatsappeándome con todo el mundo y metiendo fotos a Facebook.